Pasta de dientes Protección ártica | Natura Siberica

Qué incómodo momento.

Si sufres sensibilidad dental, seguro que te ha pasado: alguien súper simpático y con cierto interés para tu instinto animal te invita a cenar. Te prepara un cóctel riquísimo que tiene mucho éxito entre sus amigos. Con cierta modestia, te dice que le hace ilusión que lo pruebes – aunque en el fondo ambos sabéis que es para lucirse ante ti -. Y tú, por supuesto, aceptas.

Qué cosa tan inoportuna la que sientes al darle el primer sorbo. Como una bomba nuclear que te estruja las encías y te chirría en los dientes como si se fuesen a caer de golpe. Lógicamente, por acto reflejo no puedes hacer otra cosa que una mueca de desaprobación.

Ups. La cara que tiene cuando miras al frente y ves que te ha visto (a ver, cómo no iba a hacerlo, si estaba expectante a tu reacción). No te queda otra que disculparte y explicar lo que te pasa. Que, por supuesto, tampoco es que te haga sentir mucho mejor.

En fin… una situación que podrías evitar la mayoría de las veces si te lavases cada día los dientes con esta pasta protectora.

Lo que más nos gusta

• Naturaleza por un tubo: literalmente. Porque la composición de todos los dentífricos de Natura Siberica está basada en ingredientes que provienen de la fría y virgen Siberia.
• Con confianza: la que sientes cuando los usas y la que te da saber que todas sus formulaciones tienen certificación orgánica. O lo que vendría siendo lo mismo, están creadas con materias primas de producción sostenible.
• Tiene alma benéfica: y es que la parte más importante de su producción reside en la recolección silvestre. Es llevada a cabo por tribus siberianas que conocen todas y cada una de las hierbas que participan de su potencial. Cuando consumes estas pastas de dientes, estás ayudando a una familia indígena a mantener una vida digna.

Lo que nos enamora

• Va más lejos que una simple limpieza: reduce la placa y fortalece los dientes sin causar ningún daño en el esmalte. Deja la boca con una sensación de frescor y, por supuesto, acaba con la sensibilidad dental.
• Textura en gel muy densa, aunque no resulta incómoda para cepillar los dientes ni da grima al aplicarla. Eso sí, ten claro que se nota que te estás lavando los dientes (algo que, para nosotros, es muy importante). Provoca sensación de bienestar al instante y apacigua a corto y largo plazo la odiadísima sensibilidad dental. Sí, lo que estás pensando es correcto: por fin puedes tomarte un helado sin sentir antes la molestia que el sabor.
• Aroma y sabor suavemente refrescantes. Tiene un toque mentolado que no pica y resulta agradable a la boca, dejando un aliento fresco y una sensación de limpieza profunda.

Los culpables de su encanto

• Extracto de frambuesa ártica: gracias a las vitaminas que contiene, favorece una correcta absorción del hierro. Así, consigue que los huesos que conforman los dientes se mantengan fuertes y en un buen estado de forma permanente.
• Extracto de Cladonia Nevada de recolección silvestre: es una gran aliada para combatir el deterioro bucal. Eso significa que contribuye activamente a ralentizar el proceso de debilitación del esmalte, así como a mantener la buena estructura ósea de los dientes.
• Calcio activo: bien sabrás que este es un mineral de vital importancia para la buena salud de los huesos, y que los dientes son parte de ellos. Con lo cual, no te extrañará saber que su aporte en esta pasta es tan necesario como relevante, pues fortalece la estructura de la mandíbula y endurece el esmalte.
• Aceite orgánico de espino cerval de mar: pese a lo poco conocido que es, este ingrediente tiene muy buenas propiedades. En el caso de los dientes, contribuye a reducir y prevenir la formación de placa y, por tanto, mantener una buena higiene bucal.

¿Cómo usarla?

Como cualquier otra pasta de dientes. El hecho de ser natural y brindarte unos efectos fantásticos no implica ninguna dificultad a la hora de incorporarla en tu día a día.

Aplica una pequeña cantidad sobre el cepillo de dientes (ya sea eléctrico o manual). No le añadas agua. Al contrario de lo que se suele creer, no es necesario emulsionarla para que sea efectiva. De hecho, más bien se produce el efecto contrario y, además, te deja la boca que parece un surtidor de espuma.

El resto ya sabes cómo va, ¿no? Cepilla los dientes con movimientos que van de la encía hasta el diente y sin arrastrarlo de arriba abajo (así solo consigues mover la suciedad) y trata de dedicar, al menos, cinco segundos por diente. Después, enjuaga con agua tibia y listo.

Damos por hecho que no lo harás, pero procura no ingerir la pasta de dientes. Por muy rica que esté, no debe formar parte del postre – en efecto, es el punto final ideal para cada comida y sería fantástico que lo hagas al terminar cada una de las que haces -.

Truco de la casa:

Para que no se produzca el efecto contrario al que estás buscando, es importante que tu cepillo de dientes esté guardado a buen recaudo. Intenta mantenerlo en un lugar lejos de la humedad, tapado y apartado de los microorganismos que podrían aposentarse en él. Por ejemplo, si lo tienes en el baño, asegúrate de que no esté expuesto al aire ambiente. En caso de que no puedas evitarlo, límpialo siempre antes de usarlo y te librarás ensuciarte los dientes en lugar de sanearlos.