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Cuidado bucal

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100 gr

Limpia y refresca la boca
Combate la placa dental
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Limpia y blanquea los dientes
Previene la inflamación
Refuerza el esmalte

5,69

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Limpia y blanquea los dientes
Protege y refuerza el esmalte
Potencia el brillo natural

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Limpia y refresca el aliento
Combate la placa dental
Evita la inflamación de encías

5,69

100 gr

Limpia y reduce la placa
Calma la sensibilidad dental
Endurece el esmalte

5,69

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Todo sobre Cuidado bucal

Persiguiendo la sonrisa perfecta. Así nos pasamos la vida a veces, y no solamente en el sentido dental, ¿verdad?

“Tienes una sonrisa que enamora”, “nunca pierdas la sonrisa”, “tu sonrisa lo ilumina todo”, “sonriendo estás más guap@”.

La manera en la que se han romantizado las sonrisas nos ha hecho perder de vista el objetivo principal de sonreír: mostrar que nos sentimos bien.

Sonreír para conquistar, sonreír para complacer, sonreír para aparentar… ¿y qué hay de sonreír por naturalidad? Espontáneamente, sin forzar, sin que haya una cámara detrás o unos ojos que estén esperando a que lo hagas. Sin que te sientas presionada, o presionado, porque es lo que se supone que queda bien.

Sonreír contra viento y marea. Sonreír porque es lo que hay que hacer. Sonreír porque si no sonríes a la gente le molesta. Y, sobre todo, sonreír porque “nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa”.

A nosotros nos parece que lo bonito de una sonrisa es que no te la pidan. Y que no sea un requisito indispensable para que alguien te quiera. En todo caso, que sea el reflejo del amor que tú te tienes.

Ese amor que no nace de unos dientes más blancos, o mejor alineados, o más rectos o mejor diseñados. Porque la sonrisa no se diseña. Ni es ningún complemento. La sonrisa simplemente es consecuencia de lo bien que te sientes. Y por eso la cuidas.

Por eso, y porque a nadie le gusta estremecerse al morder un helado, tampoco nos vamos a engañar. Ni acabar sangrando cada vez que coge el cepillo. Ni notar que se le mueven los dientes o levantarse con un aliento más potente que el del perro. Porque una cosa es que no te quieran solo por tu sonrisa y otra muy diferente es espantar al personal cada vez que abres la boca.

Que no, que el amor no todo lo puede. Desengáñense señoritas y señoritos. Y a donde el amor no llega, llegan los dentífricos que se ocupan de mantener la boca sana y la sonrisa gigantesca.

La misma que sale cuando no vives pensando en quién la estará mirando.

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