Manteca blanca limpiadora desmaquillante | Natura Siberica

El momento ya llegó, ya llegó, ya llegó (lo habrás leído cantando, ¿no?).

En efecto, hemos microversionado una mítica canción solamente para anunciarte de lo que vamos a hablar.

El momento de desmaquillarte. La verdad es que a nosotros, pese a ser fieles cumplidores de las rutinas faciales, esta es una de la que menos nos gusta.

No nos gusta porque, sin apenas darte cuenta, puede convertirse en un camino pedregoso que te lleva a la cama de mal humor.

Labiales que no se van, restos de maquillaje atrapados en las aletas de la nariz, pestañas que se lanzan al vacío constantemente… en fin, un no parar.

Al final te acabas estresando de una manera innecesaria que podrías evitar fácilmente.

Sabemos que esto te puede sonar muy optimista, pero es que desmaquillarse debería ser algo tan sencillo como ponerse crema.

Ah, no, espera que lo es. Claro que lo es. Si usas esta manteca blanca sí, porque quitarte tus buenos kilitos de pote se resume en algo tan sencillo como pasarte las manos por la cara. ¿Sorprendida?

Lo que más nos gusta

• Fiel a sus orígenes: una colección que reúne lo mejor de cada casa. Sus composiciones están hechas a partir de la fusión de recetas nórdicas procedentes de los pueblos Nenec, Selkupy y Khanty. Ellos las usaban para crear infusiones medicinales y elixires y Natura Siberica las ha recogido para llevar sus mágicas propiedades a tu piel, bajo el nombre de Northern Collection.
• Con las ideas claras: y la piel radiante. Una línea creada única y especialmente para la limpieza de tu piel. Sea del tipo que sea, aquí hay un lugar y una poción mágica (o más) para ella. Con esta línea descubrirás que no hacen falta trucos para tener un cutis sano, sino recetas que funcionen.
• Siberiana de pura cepa: tanto es así que todas y cada una de las hierbas y bayas que contiene son procedentes de la naturaleza siberiana. Únicas en su especie e inimitables, razón por la que no hay otra colección igual a esta. Un conjunto de combinaciones lleno de belleza nórdica, y no solo por sus componentes, sino por el encanto con el que se trabajan.

Lo que nos enamora

• La manera en que facilita el proceso de desmaquillarte. Limpia y purifica la piel de manera efectiva porque, con un gesto tan simple como masajear la cara, ya tienes asegurada una limpieza profunda sin dejarte un solo rincón ni perder cincuenta pestañas (exacto, es apta para ojos y maquillajes de larga duración).
• Textura semi-cremosa (como la que suelen tener las mantecas, vaya) que se convierte en leche al entrar en contacto con el agua. Es muy suave, fácil de agarrar y fácil de trabajar. No se solidifica, lo cual permite un uso mucho más prolongado. Y además da un margen de movimientos mucho más amplio que cualquier otro formato. Conseguir retirar cualquier resto de maquillaje está, literalmente, en tus manos.
• Aroma a medio camino entre un pastel y el chocolate intenso. Tan peculiar como su formato; tan adictivo como el uso derivado de sus resultados y su comodidad.

Los culpables de su encanto

• Arcilla blanca: es ideal para mantener a raya a una piel grasa. Gracias a sus propiedades astringentes, controla el exceso de sebo y la pone en equilibrio, eliminando las toxinas y absorbiendo las células muertas de la piel. Además, le aporta luminosidad natural (que no brillos) y la mantiene tersa, lisa y suave.
• Aceite orgánico de lino: posee un alto contenido en ácidos grasos, lo cual le otorga propiedades antiiflamatorias. Esto significa que, además de ser súper hidratante y nutritivo, es un gran apoyo para combatir el acné.
• Aceite de espino cerval del mar de Altái: juntamente con el aceite de pino siberiano, forman un gran refuerzo para la barrera protectora de la piel. Poseen una gran capacidad antioxidante que actúa como defensora y evita que sea atacada por los radicales libres, provocando – entre otras cosas – envejecimiento prematuro, irritación o inflamación.
• Extracto de enebro silvestre siberiano: además de refrescar y aliviar la piel de forma instantánea, es muy revitalizante. Aporta energía y contribuye a recuperar el tono, así como mejorar su aspecto.

¿Cómo usarla?

Aunque te vaya a parecer que estamos hablando de repostería, te aseguramos que seguimos con la manteca (limpiadora, no la de cocinar).

Si dispones de una espátula (¿ves?), toma una pequeña cantidad de producto haciendo uso de ella y aplícala sobre el rostro. Después, masajea por toda la cara con suavidad y emulsiona con agua. Puedes hacerlo tranquilamente en los ojos (eso sí, siempre teniéndolos cerrados) y, cuando acabes, lo retiras con agua tibia.

¿Has visto? Más fácil y cómodo imposible. Y sin usar un solo disco desmaquillante.

Truco de la casa:

Más que truco, vamos a llamarlo consejo. Y van a ser varios:

1. Desmaquillarse es algo que se hace solo después de haberse maquillado, obviamente. Pero limpiarse la cara, no. Así que trata de coger el hábito de hacerlo por la mañana y por la noche.
2. Contrariamente a lo que solemos pensar, la mejor forma de limpiarse el rostro es de abajo hacia arriba y de dentro hacia afuera, para evitar que la piel vaya «cayendo» con el tiempo.