Incluso los más grandes caen alguna vez.
Sí: aunque no lo pienses, es así.
La ayuda es algo que nos cuesta pedir, pero que todos podemos necesitar alguna vez.
Piensa, por un momento, en que es algo tan universal que hasta las plantas lo piden.
¿O es que acaso no necesitan agua para florecer?
Pues eso. Y pensarás: «esto ahora a santo de qué».
Pues a santo de que, cuando algo no nos gusta, tendemos a compararnos. O a pensar que es nuestra naturaleza, pero no.
Porque, al igual que le ocurre a una rosa, no puedes sacar lo mejor de ti si no hay algo que te empuje a hacerlo.
Y eso debes aplicarlo a todos los aspectos de tu vida. Incluida tu piel.
Por ello, queremos decirte que no debes aceptar que «es así» porque así lo ha dictado el universo y la ley de vida.
Que sí, que los años también pesan, eso es innegable, pero tu cutis puede ser tan bello a los veinte como a los cincuenta.
Y sino, atrévete a llevarnos la contraria después de haber usado este aceite regenerador facial de D’Alchemy.
Lo que más nos gusta
- No hace falta ponerse exquisita: aunque, hablando claro, D’Alchemy lo hace. Cuando hablamos de exquisitez, quizás no siempre pensamos en ingredientes naturales o extractos vegetales. Puede que pensemos en complejos súper avanzados y con nombres impronunciables. Pero no. No son necesarios para conseguir un elixir como este. Basta con escoger los componentes de forma adecuada, haciendo la selección más cuidadosa posible y mezclándolos con toda la intención. La intención de conseguir un aceite que te haga volver a creer en el poder de la cosmética natural.
- El agua para los peces: y para beberla, que es muy necesaria, pero no en esta fórmula. Porque está diseñada y creada con una base de aceite puro de rosa en lugar de H2O. Es decir, que usa el jugo de dicha flor, considerado el elixir de la juventud, para conseguir una combinación todavía más potente. Y, la verdad, no es que tengamos nada en contra del agua, pero la diferencia se nota, y mucho.
- A buen recaudo: así es como se consigue conservar las cosas buenas en la vida, manteniéndolas a resguardo y cuidándolas para que nunca sean dañadas. Y, aunque podríamos estar hablando de cualquier cosa, nosotros nos referimos al envase de este producto. Un botellita monísima fabricada en cristal biofotónico bajo el que descansan los ingredientes activos de este aceite. Preservando cada una de sus propiedades a la perfección gracias a la acción que ejerce este tipo de material, que bloquea la entrada de luz e impide así que ningún agente externo pueda penetrar en la formulación.
Lo que nos enamora
- Aunque sea más sutil que otros formatos, trabaja intensamente para reparar las pieles maduras, de tipología seca o muy seca, grasa, mixta y, sobre todo, deshidratadas. Y lo hace de una manera visible porque en pocas aplicaciones consigue regenerar la superficie cutánea, nutrirla e hidratarla intensamente, reforzar las defensas de la piel e incrementar su elasticidad. Además de acelerar la eliminación de toxinas y reducir visiblemente las arrugas, ralentizando el proceso de envejecimiento.
- Textura oleosa (que no grasa), muy ligera y suave con la piel. Tanto, que después de aplicarlo deja una capa protectora sobre ella que la mantiene con un tacto sedoso y con una sensación confortable. Puede que al verla ligeramente brillante pienses que te ha engrasado el cutis, pero no. Le proporciona una iluminación natural que hace que tenga un aspecto radiante y, por supuesto, no pegajoso. Es el resultado de aplicar en ella un producto que saca lo mejor que hay en ella (sí, eso que creías que no tenía).
- Aroma suave, con una fuerte presencia floral que delata su ingrediente principal: el aceite puro de rosas. No es más que otra forma de recordarte que tu piel ha florecido, y de qué manera.
Dato curioso: mira si está concentrada en lograr la excelencia, que D’Alchemy numera todas las fórmulas de sus productos y las coloca bien visibles en los envases de cada uno de ellos. A medida que las van actualizando, las numeraciones se van modificando. ¿Se puede ser más perfeccionista?
Los culpables de su encanto
- Aceite esencial de rosa de Damasco: es regenerador, por lo que ayuda de forma activa a la renovación de la piel. Tiene acción calmante, de modo que alivia eficazmente las irritaciones y, además, es muy nutritivo.
- Aceite esencial de sándalo: su acción no se queda en las capas más superficiales de la piel, ya que tiene una gran capacidad de penetración y hace que pueda actuar de forma más profunda. Es antiséptico y además contribuye a que la piel haga una correcta absorción de los nutrientes.
- Aceite esencial de romero: justamente, es un ingrediente conocido por sus propiedades antienvejecimiento. Gracias a la elevada cantidad de antioxidantes que contiene, ofrece protección a la piel, evitando el deterioro provocado por los radicales libres, le devuelve la elasticidad y la deja fresca y brillante, a la vez que la hidrata en profundidad y la relaja de forma instantánea.
- Aceite esencial de clavo: suele utilizarse para masajear la piel, y es que tiene un efecto calor que aporta estimulación al torrente sanguíneo. Además, su principio activo es el eugenol, un antibacteriano natural que previene las infecciones y, a efectos prácticos, refuerza la barrera protectora de la epidermis.
- Aceites de argán y linaza: aportan hidratación a la piel y la dejan suavizada, contribuyendo a restaurar el equilibrio de la barrera hidrolipídica (la que mantiene la piel protegida gracias a un nivel óptimo de agua y grasas) gracias a la estimulación de la regeneración cutánea. Además, poseen propiedades antiinflamatorias que calman el cutis. Por si todo ello no fuera poco, reducen el volumen y, por ende, la apariencia de las arrugas.
- Aceites de almendra, buriti, jojoba y macadamia: son regeneradores a la par que hidratantes. Proporcionan nutrición a la piel y fomentan la producción de colágeno, haciendo que se incremente la elasticidad, así como la flexibilidad, dejando en ella una textura suave y aterciopelada.
- Extracto de acerola: luz y energía para tu piel apagada. Gracias a su contenido en vitaminas C, A y PP, aporta firmeza y revitaliza incluso el cutis más fatigado. Además, por su condición de antioxidante natural, también trabaja de forma activa para evitar un nuevo cuadro de deshidratación.
- Extracto de guaraná: es un energizante natural. Combate los signos de cansancio y ayuda a restituir la vitalidad en pieles apagadas. Además, tiene efecto seborregulador, que actúa como equilibrante y controla que los niveles de producción de grasa sean los correctos.
- Extracto de arándanos: de igual modo que ocurre con otros ingredientes de esta composición, posee propiedades antioxidantes. Protege a la piel del deterioro provocado por los radicales libres y contribuye a aumentar la producción de colágeno, recuperando su elasticidad y su firmeza.
- Extracto de frutas de Camu Camu: es considerado un superalimento para la piel. Y es que su acción se centra en dos funciones: por un lado, gracias a sus propiedades antioxidantes, representa una protección natural para las células cutáneas frente a las agresiones externas propiciadas por los radicales libres; por otro, su contenido en melanina reduce la hiperpigmentación, haciendo que sea un aliado contra las manchas. Y, por si todo esto no era poco, también es hidratante y rejuvenecedor.
- Extracto de baya de espino amarillo: aporta mucha hidratación y le devuelve la elasticidad a la piel, tonificándola y recuperando su buen estado de salud. Además, tiene propiedades antioxidantes, lo cual ofrece una gran protección frente a los radicales libres (incluyendo la radiación solar) y lo convierte en un ingrediente estupendo para prevenir las manchas o la irritación.
¿Cómo usarlo?
Prácticamente, de la misma forma en la que lo harías con una crema hidratante.
Es decir: con la piel limpia y seca, deposita dos o tres gotas sobre la mano y repártelas por rostro, cuello y escote. Sé paciente, se absorberá y te dejará un cutis estupendo. Y, puestos a ponernos tiquismiquis, si lo haces por la noche, mejor que mejor.
Truco de la casa:
Frota un poquito el aceite entre las dos manos antes de aplicarlo sobre la piel. Además de contribuir a una aplicación más uniforme, también acercarás la temperatura del producto a la de tu piel, y eso favorecerá la absorción de sus nutrientes.
Por otra parte, aplícalo con suaves movimientos circulares ascendentes, de esta manera ayudarás a mantener la tersura de la piel.